Los antioxidantes son moléculas capaces de retardar o prevenir la oxidación de otras células, bloqueando los radicales libres que provocan la degeneración de las células, ralentizando el envejecimiento de nuestra piel y previniendo la aparición de enfermedades neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer. Con el metabolismo nuestro cuerpo obtiene la energía necesaria para realizar todos sus funciones vitales, pero este proceso, que requiere de oxígeno, también produce el desgaste de las células. Este desgaste celular (oxidación) es lo que se conoce como envejecimiento. El envejecimiento celular no solo es responsable del aspecto de nuestra piel, sino del bienestar de nuestros órganos y del correcto funcionamiento de nuestras funciones vitales. Algunas enfermedades, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, ELA, etc.), tienen su origen precisamente en el envejecimiento celular. Nuestro cuerpo produce algunas de estas moléculas antioxidantes que combaten contra la acción de los radicales libres (son los llamados antioxidantes endógenos), pero la mayor parte de ellos debemos obtenerlos externamente, a través de nuestra dieta. Afortunadamente, los antioxidantes se encuentran en muchos alimentos frescos que podemos consumir en nuestro día a día, especialmente las frutas y las verduras.Aunque hay muchos tipos de antioxidantes, los que podemos encontrar en los alimentos se dividen en cuatro tipos:
Presentes en el té, café, cacao, vino y en frutas y vegetales.
Los responsables del color rojo o anaranjado de alimentos como el tomate, la zanahoria, el salmón o los mariscos.
Presente en frutas ácidas y verduras.Vitamina EQue se encuentra fundamentalmente en los aceites vegetales.Hay dudas sobre si el selenio es un antioxidante alimenticio, pero realmente los efectos antioxidantes del selenio se deben con más probabilidad a las proteínas de las que el selenio es un compuesto esencial que al propio selenio.En cualquier caso, para aprovechar al máximo sus propiedades antioxidantes, es fundamental consumir los alimentos frescos, ya que durante el procesado se exponen a la oxidación.Otra forma de complementar una dieta con antioxidantes es tomarlos en forma de suplementos alimenticios, como estos comprimidos de té verde y açaí, que además son diuréticos y depurativos.
Debido a la gran cantidad de procesos metabólicos que se llevan a cabo en el él, el cerebro es un órgano muy vulnerable a la oxidación y, por tanto, uno de los que más se puede beneficiar de los antioxidantes. Actualmente, los antioxidantes se usan como tratamiento de lesiones cerebrales traumáticas y accidentes cardiovasculares, y se está estudiando su efecto sobre las neuronas en la prevención y tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica.
Ayudan a combatir infecciones creando un sistema inmunitario más fuerte.
Se han realizado estudios de laboratorio y con animales que indican que la presencia de mayores concentraciones de antioxidantes exógenos impide el tipo de daño de radicales libres que está asociado a la presencia de cáncer. Por ello, los investigadores están estudiando si el uso de complementos de antioxidantes alimenticios podría ayudar a bajar el riesgo de padecer cáncer en los humanos, aunque los resultados aún no son definitivos. Mantiene la elasticidad y firmeza de la piel. Son esenciales para poder sintetizar el colágeno y la elastina, componentes necesarios para formar y reparar los tejidos de la piel, los vasos sanguíneos, los tendones, los huesos y los ligamentos.
Además de su acción sobre la salud de las arterias, ayudan a reducir la formación de placas en sus paredes. Previene la pérdida de visión. Una investigación ha demostrado que los suplementos antioxidantes pueden ayudar a prevenir la degeneración macular que se va produciendo con la edad en personas mayores.
El consumo de antioxidantes procedentes de alimentos no supone ningún riesgo, pero tenemos que tener cuidado con la cantidad de suplementos que consumimos. Unas altas dosis de betacaroteno pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón en fumadores, mientras que elevadas cantidades de vitamina E podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata y un tipo de ataque cerebral. Además, es posible que los suplementos antioxidantes puedan interactuar con algunas medicinas. Por eso, siempre es recomendable que consultes con tu especialista dietético antes para que te aconseje cuál es la dosis adecuada según tu caso.